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miércoles, 28 de septiembre de 2016

Pista Negra. Antonio Manzini

Pista negra
Antonio Manzini



Al caer la noche, un cadáver aparece semienterrado en la nieve en la estación de esquí de Champoluc, en los Alpes italianos. El cuerpo, aplastado por una de las máquinas pisanieves que acondicionan las pistas al final de la jornada, ha quedado irreconocible. El subinspector de policía Rocco Schiavone, destinado recientemente al valle de Aosta, tiene poco para iniciar sus pesquisas: apenas unas hebras de tabaco, unos jirones de ropa y algunos restos orgánicos, aunque le bastan para sospechar inmediatamente que ese hallazgo macabro oculta, en realidad, un crimen. No tarda en descubrir que la víctima, Leo Miccichè, pertenecía a una familia de viticultores de Catania y regentaba un pequeño hotel de lujo con su mujer, Luisa, cuya intrigante belleza despertará la curiosidad del subinspector.
Con su ropa de ciudad y sus inadecuados zapatos de ante, que se niega a sustituir por botas de montaña, Schiavone, romano hasta los tuétanos, detesta el esquí, la montaña y el frío. No está claro por qué lo han trasladado hasta ese valle remoto, pero algo habrá hecho para merecerlo. Schiavone, policía corrupto y amante de la buena vida, es violento, sarcástico, vanidoso, grosero con las mujeres e impaciente con la incompetencia de sus subordinados. Ni siquiera le gusta su trabajo, o eso dice, aunque tiene un olfato insuperable para detectar la mentira y un ojo de lince para adivinar las debilidades de sus semejantes. La investigación de su primer caso en el valle de Aosta lo llevará a sumergirse en un pequeño mundo cuyo aspecto apacible y próspero esconde una tupida red de pasiones y mentiras, un microcosmos fascinante que el autor utiliza de forma magistral, tanto para exponer los contrastes que dividen al país en dos mitades opuestas como para retratar a un hombre profundamente marcado por la pérdida.

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Todos los autores de novela negra buscan crear un protagonista (policía. comisaro, detective, etc) distinto de los demás. Cualquiera que le guste el género podría imaginar una panoplia de personajes a cual más raro. Lo importante es que no pueda decirse "es como el enano de Pierre Lemaitre o como el alcohólico de Jo Nesbo o como..." Tiene que ser diferente.
En el caso del género negro italiano (acabo de enterarme que se denomina "Gialli" por la cubierta amarilla de la edición de Mondadori, según me ilustra una buena amiga conocedora del tema) la cosa está complicada. La figura del Comisario Montalbano de Andrea Camilleri es muy poderosa e icónica. Crea un estilo con los diversos personajes de su equipo. Y, además, parece que han surgido escritores de Gialli como hongos: genoveses, piamonteses, romanos. Cada región ha querido sacar a su comisario a pasear por las librerías.

Me dicen que Antonio Manzini, el autor de esta obra, (la primera de las tres traducidas al castellano pero supongo que tiene más) está de moda. Incluso parece que la RAI va a producir una serie con Rocco Schiavonne, el subcomisario protagonista de estas novelas. Me cuentan que el propio Camilleri ha representado a Montalbano leyendo a Manzini. Todo un fenómeno parece.

La novela me ha dejado un gusto extraño. No acabo de convencerme cómo se ha creado a Schiavonne: Malhumorado permanentemente, violento hasta la agresión física, con claras dificultades para autocontrolarse, con escasos escrúpulos morales y profesionales ya que es capaz de robar hierba a los narcotraficantes que detiene, perseguidor sin medida de mujeres a las que ve como presas más que como seres humanos... en fin. Creo que se han pasado un pelín con el deseo de identificarlo como un personaje diferente a todos.

Manzini escribe bien. La trama es sencilla (se sospecha del malo desde el primer capítulo) y el contexto (las pistas de esquí del maravilloso Valle de Aosta a donde han "desterrado" a Schiavonne no se sabe por qué) está maravillosamente plasmado. También la gastronomía es (cómo no!) parte integrante de la trama. Por cierto les recomiendo la receta de "Risotto al bartolo" que podrán encontrar aquí aunque me han contado que hay una gran cantidad de variantes a cual más sabrosa. Ah! que si no se encuentra el vino Barolo del Piamonte, el Rioja va igual o mejor.

A pesar de que hay una escena totalmente esperpéntica en el funeral de la victima, la novela me ha gustado. Principalmente por el párrafo final que aclara la relación de Schiavonne con su esposa Marina. Es sutil y nos deja con el deseo de seguir con las dos novelas que le siguen.

Mujer bajando la escalera. Bernard Schlink

Mujer bajando la escalera
Bernard Schlink



El argumento en sí es sencillo. Peter Gundlach, el dueño del cuadro, Mujer bajando una escalera, pintado por Karl Schwind, cuya modelo fue Irene Gundlach, y el narrador, el abogado de Schwind, se encuentran enzarzados en una disputa. Puede ser porque Irene abandonó a su marido y se fue a vivir con el artista. El narrador, entonces un joven abogado, recibe el encargo del bufete de ayudar a Schwind a solucionar el desacuerdo con el dueño de la pintura. Ha habido una serie de incidentes, la tela fue misteriosamente desfigurada, por lo que el artista se ofrece a arreglarla. Otros accidentes posteriores dañan de nuevo la pintura, y el enfrentamiento del dueño y del artista no cesan.

En principio, parece que por la tela, si bien el hecho de que Irene, la mujer que aparece desnuda en el cuadro, se haya ido con el pintor también enturbia la situación. En un momento dado, Irene le propone al narrador que roben el cuadro y huyan juntos. Él accede, pero ella se escapará sola con el cuadro robado.Años después, el abogado, viudo y ya mayor, con hijos adultos, encuentra en un museo de Sidney el famoso retrato, que había desaparecido de la faz de la tierra, y que resultaba inencontrable, porque nadie lo había denunciado como robado.

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Bernard Schlink es el autor de la célebre novela llevada al cine por Stephen Daldry "El Lector". No leí la novela pero la película me encantó.
De cualquier forma tiene poco ue ver con ésta. 
Parece que el autor se inspiró en un cuadro de Gerhard Ritchter titulado "Ema. Desnudo en una escalera" de 1966. En él vemos a una mujer desnuda bajando por una escalera. Parece como si el pintor sufriera algun tipo de anomalía en la visión porque la imagen es poco nítida.

La novela también tiene muchas partes borrosas, indefinidas. Sobre todo las que se refieren a los sentimientos, emociones y deseos de sus cuatro protagonistas: El marido, Peter Gundlach, acostumbrado a conseguirlo todo por su poder y dinero (pero ¿por qué esta obsesión por tener el cuadro si ya no tiene a su mujer, la modelo?); el pintor, Karl Schwind que también está obsesionado (¿por su propio cuadro que restaura una y otra vez o por Irene, su modelo?) el protagonista y narrador del relato que se enamora como un pipiolo de Irene y se deja manipular sin ninguna resistencia y la propia Irene. La figura más compleja, poliédrica, ambigua y, al propio tiempo, tan sentimental y sugerente.

El libro tiene tres partes bien diferenciadas: la primera platea la trama: el papel de los cuatro personajes: Gundlach hiriendo su propio cuadro; Schwind reparándolo continuamente; el joven abogado nadando entre dos aguas de su oficio y su enamoramiento e Irene que busca, por encima de todo huir de todos con su cuadro.

La segunda es el reencuentro de los cuatro, cuarenta años después en una apartada península de Australia. Sus disputas de siempre y su visión del arte moderno y su futuro.

Y la tercera, y más impactante son los catorce días que pasan solos el abogado e Irene en esa tierra perdida. Ella muriéndose y él cuidándola y alimentándola con historias de los que hubiera podido pasar si...

Es una novela compleja y al tiempo, sutil. Ahora que oímos tanto que debemos desconfiar de aquellos que propugnan soluciones sencillas a problemas complejos, también deberíamos aplicar esta máxima a nuestras lecturas: cuando los personajes son sencillos y trasparentes es que no son humanos, sólo espantapájaros para lectores que no quieren pensar. Quizás porque temen a sus propios sentimientos.

Al igual que "El lector", la protagonista femenina tiene cierta crueldad con los que ama (o cree que ama) aparte de los tres protagonistas ya citados: su marido en la RDA y su hija Julia con la que no ha intentado contactar en décadas, Se hace difícil no compadecer a Irene (especialmente en sus últimos días) pero tampoco se comprenden bien sus sentimientos.

Me ha gustado mucho.

E



Pureza. Jonathan Franzen

Pureza
Jonathan Franzen



El relato gira en torno a una joven de nombre dickensiano, Purity 'Pip' Tyler, que tras su paso por la universidad se afana en encarrilar su vida acorde con unos principios que considera irrenunciables.
Atrapada en una relación malsana con su madre, que nunca ha querido revelarle el nombre de su padre ni por qué se cambió el apellido antes de que ella naciese, Pip sobrevive con trabajos intrascendentes hasta que el encuentro fortuito con una mujer involucrada en el activismo antibelicista se traducirá en unas prácticas en el Sunlight Project, una organización radicada en Bolivia que se dedica a revelar secretos de personas, corporaciones y gobiernos.
El fundador y artífice del negocio es Andreas Wolf, un carismático agitador de la ex RDA reciclado durante el caótico período posterior a la caída del Muro de Berlín. El sospechoso interés de Andreas por Pip trastocará sus ideas convencionales sobre el bien y el mal, empujándola hacia un destino que no figuraba ni remotamente en su imaginación.

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Jonathan Franzen no se prodiga mucho; quizás una obra cada dos años. Pero todas ellas son voluminosas y profundas abordando temas y problemáticas actuales (casi todas relacionadas con el medio ambiente, las nuevas tecnologías, la globalidad, etc) para crear ambientes y contextos en donde seres humanos normales (o sea complejos y contradictorios) intentan sobrevivir y ser felices. Casi nunca lo logran como la realidad se empeña en demostrarnos.
Para mi gusto, es de los mejores autores norteamericanos actuales y todos sus libros me han encantado.
Este, el que más.

El título es "Pureza" (Purity) y sí, se refiere a la principal protagonista, Pit y también a la concepción ética de algunos de los personajes (quizás tan "puros" que no viven en la realidad, sino que se han creado una para ellos). Pero el libro trata sobre todo de la culpa. En un mundo en el, al morir Dios, la religión (la via inventada por el ser humano para comunicarse con El) se vuelve irrelevante. Pero ello no quiere decir que la gente no sienta la culpa de sus acciones o de sus omisiones. No hay una lista de pecados, pero el pecado aún existe.
La palabra "culpa" se repite en los sentimientos de todos los personajes de una forma u otra. Franzen pone el microscopio en el alma de cada uno de ellos y el lector se asombra de la claridad y la complegidad de lo que le están mostrando de forma tal que, aún siendo un libro voluminoso, uno no puede dejar de leerlo un día tras otro.

Los hechos que se narran van de la década de los sesenta hasta la actualidad y los ambientes cambian de Denver o San Francisco a la República Democrática Alemana. La caída de ésta última es una parte importante de la trama. Y si Franzen tiene tanto interés en enseñarnos lo que era la gris, triste y desesperanzada vida de esta utopia fallida que fue la RDA es para compararla con otra dictadura que vivimos ahora y de la que no nos damos cuenta. Pero no quiero desvelar más que lo justo para esta reseña cuyo objetivo es: "Leala".

Tenemos, pues, dos mundos, dos dimensiones que se fundieron con la caída del muro. O una colapsó y otra la engulló. Como quieran.

En cada uno de estos mundos nos presentan a varias madres. Todas muy diferentes entre sí.Todas con serios problemas y desequilibrios que marcarán las vidas de sus hijos e hijas ya que para ellos sus madres lo eran todo. La amaban y odiaban simultáneamente.

Pero la acción no sólo se desarrolla en la relación materno filial, sino que hay (además de la culpa omnipresente) un asesinato, traiciones, confidencias que nunca se hubieran de haber hecho, y mucho rencor.
Unos personajes tienen claros problemas de autoestima y otros, todo lo contrario. O van pasando de una estado a otro alternativamente. Porque con Franzen ya he dicho que los personajes no son espantapájaros. Son seres de carne y hueso y, por tanto, contradictorios.

Es un gran libro y creo que si lo leen no van a olvidar a Pit, a Andreas, a Karla, a Tom, a Leila y a un montón más. Una vez comprendes lo que en realidad está pasando ya no podrás desentenderte de este libro.


sábado, 17 de septiembre de 2016

Crónicas de pobres amantes. Vasco Patrolini

Crónicas de pobres amantes
Vasco Patrolini



Esta es la novela que ha impuesto el nombre de Vasco Pratolini como uno de los narradores humanamente más ricos de nuestro tiempo. Cuadro inolvidable de la Florencia de los primeros años del fascismo, el centro y escenario principal de la acción es una pequeña calle cercana al Palazzo Vecchio: la via del Corno. Allí, un apretado mundo de personajes populares teje sus historias privadas y públicas. Son hombres y mujeres cuyas vidas se entrecruzan y se iluminan, abriéndose a la esperanza y al amor o replegándose en el infortunio y la muerte. Esta epopeya cotidiana está narrada con la frescura sentimental, el colorido y la fuerza vital que sólo puede imprimir un auténtico «contador de historias».

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Un amigo de un amigo que trabajaba en una conocidísima librería multinacional y que era poseedor de una amplia cultura literaria, le dijo un día: "He decidido que sólo vale la pena leer a los autores muertos". Una afirmación radical y provocadora pero no exenta de cierta razón. ¿Tiene sentido leer hoy una obra publicada en 1947?. La respuesta es sí, si es buena. Y ésta es una gran novela.

Vasco Pratolini fue uno de los mayores representantes del neorrealismo  italiano. La mayoría de sus obras son autobiográficas y sus historias tienen el sabor de lo auténtico, de los verdadero. No se obsesiona en el estilo. En el cómo lo cuenta, porque lo importante es lo que cuenta. Sus obras se sostienen por sus personajes, dibujados con detalle, con cariño y con pena. Quizás otro autor pondría más el acento en el contexto en el que se desarrolla la acción (en este caso, los cinco primeros años del fascismo), pero él no lo hace. En toda la novela ni siquiera se cita a Mussolini. El fascismo es un inconveniente más entre los que tratan de sobrevivir gentes que han pasado de la estrechez a la pobreza. Un microcosmos de seres que aman desesperadamente, que luchan por vivir un día más sin ninguna esperanza de que cambie nada en sus vidas si no es a peor.

El realismo de Pratolini siempre se viste de poesía:

"Por las calles el amanecer era frío, la niebla envolvía las casas: un otoño rígido que anticipaba el invierno. En la lechería Mogherini, en via dei Neri, el mozo estaba levantando el cierre. Ugo y Gesuina entraron para calentarse y para ordenar las ideas. Y lo primero que hicieron, al sentarse a la mesa, fue besarse en la boca."

Sí. Tengo que leer más a los autores muertos.

Tres desconocidas. Patrick Modiano

Tres desconocidas
Patrick Modiano

Tres desconocidas. Tres personajes femeninos. Tres voces. Tres historias. Tres chicas que dejan atrás la adolescencia para adentrarse en las incertidumbres y pesares de la vida adulta. Son las suyas existencias insignificantes, anónimas, marcadas por la huida, el desarraigo y la soledad. Estamos en los años sesenta: el turismo de masas empieza a ser una realidad, los abrigos de astracán están de moda, la guerra de Argelia es una presencia difusa, en una jukebox suena «A Whiter Shade of Pale» y la sociedad está cambiando.
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Hay que reconocer que Patrick Modiano, Premio Nobel de 2014, es un gran escritor pero ello no quiere decir que todas sus obras sean memorables. Esta no es una de ellas y sí lo es, por ejemplo "Trilogía de la Ocupación". 
Modiano se caracteriza porque le preocupa mucho la memoria, el recuerdo (algo nada original en la literatura, por otra parte) y tembién París, sus calles, plazas, rincones, hoteles... Curiosamente en esta novela las tres desconocidas lo son tanto que no conocemos ni sus nombres, pero sí sabemos con todo detalle las calles por donde deambulan perdidas y como en sueños. Podríamos seguir sus pasos con todo detelle con el Google Maps y entretenernos en una especie de recorrido virtual. Claro que no serviria de gran cosa porque estas calles tan pulcramente reseñadas ni siquiera son un contexto para las tres historias.
Son tres mujeres diferentes pero con muchos puntos en común: recuerdan una adolecencia (entre los 16 y los 18 años) vivida en los años sesenta en la que su impulso más notable era huir de su lugar de origen, de su familia, de sus rutinas, de sus normas, para ir a Paris y encontrar un "gran amor". Son seres desarraigados que odian a sus madres y buscan reencontrar a un padre perdido algo "malote". Sus relaciones con las demás personas son distantes, efímeras y, en todo caso epidérmicas. Se entregan pasivamente  a una relación sexual sin pasión alguna. Desesperadas porque alguien las quiera, las acoja, las mime. Por supuesto sin conseguirlo.
Supongo que la portada tiene relación con una escena de la tercera historia. Una escena muy bien escrita en la que la protagonista descubre por qué escucha cada tarde el ruido de los cascos de los caballos que pasan por debajo de su ventana en el piso que ocupa recientemente. No es un desfile militar, sino que los caballos son coducidos a un matadero próximo. Pero es una anéctota. Las vidas de las tres no son importantes sino anónimas. Ni siquiera se enteran de que el mundo está cambiando al final de aquella década. Son como barquitos de papel empujados por un pequeño curso de agua que acaba en una alcantarilla de pluviales.

La primera desconocida huye por un impulso (las tres se mueven por impulsos algo irracionales y hasta autodestructivos) de Lyon a Paris buscando a una mujer que había conocido en unas vacaciones en ESpaña. El centro de la narración es su extraña relación con un hombre mayor que ella que parece vivir de incógnito o escabulléndose de la justicia por turbios asuntos que no terminamos de conocer pero de los  que ella se salva por pura casualidad.

La segunda desconocida es, para mí, la historia más impactante. Hija de un antiguo "maquis" muerto cuando era niña, es abandonada por su madre en un internado en Annecy cerca de la frontera Suiza. Ella tembién sueña con huir a Paris, aunque nunca lo hace pero en realidad está huyendo de todo: del internado, de su madre que la ignora, de sus trabajos eventuales porque al que busca es a su padre. El final no puede ser más sorprendente.

La tercera desconocida llega a Paris desde Londres. Había estado trabajando allí en unos grandes almacenes. Va a parar a un estudio de un austríaco que había conocido. El ha viajado a España y le conviene que alguien cuide se su estudio. Ella navega perdida por calles, plazas y metros. Sin hablar con nadie. Sin poder contarle a ninguna persona su relación con Renée del que tampoco el autor nos cuenta gran cosa. Finalmente entabla relación epidérmica con un profesor de filosofía que anda metido en una especie de secta para la búsqueda de la felicidad interior. Y se agarra a él como a un clavo ardiendo. Como las otras desconocidas.

Alguien. Alice McDermond

Alguien
Alice McDermond


La vida, con sus pequeñas alegrías y momentos de felicidad, pero también con sus tristezas y desconcertantes altibajos, es el tema de esta novela extraordinaria. Los recuerdos aparentemente dispersos y desordenados de Marie Commeford, la protagonista y narradora de esta historia, una neoyorquina de origen irlandés, nos envuelven en una telaraña invisible en la que se entretejen la infancia, el despertar sexual, los primeros amores, la maternidad, la formación de una familia y la vejez.

En su narración, que recorre siete décadas de vida en Brooklyn, las escenas encajan con una ligereza y naturalidad pasmosas, convirtiendo en emocionante la que en apariencia era una existencia como tantas otras.
Una novela que nos reconcilia con los desengaños y las ilusiones cotidianas, con las pequeñas exigencias de la vida que tantas veces nos dominan y condicionan, y que confirma a Alice McDermott (ganadora del National Book Award y dos veces finalista del Pulitzer) como una de las más destacadas escritoras norteamericanas contemporáneas.

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Imagínese por un momento que se encuentra de pronto en el centro de un enorme prado de hierbas casi tan altas como usted. No es una situación cómoda. Usted avanza lentamente braceando entre la hierba. No ve la belleza de la situación por ninguna parte. "¿Qué hago aquí?", se pregunta. "¿Qué me aporta estar aquí?". Pero de pronto, siente una fuerza que lo eleva por encima del prado. Más y más arriba. Y entonces mira y se asombra de la belleza de lo que ve.

Quizás estoy influido por la espectacularidad de las imágenes del documental "Human" de Yann Arthus-Bertrand que les recomiendo vivamente. Les dejo una muestra:


Se preguntarán qué tiene que ver esta historia con el libro de Alice McDemott. Es que, al leerlo, he sentido esta sensación de incomodidad al principio y de asombro ante la belleza cuando he ganado perspectiva.

"Alguien" nos cuenta la historia de la vida de una mujer, desde su niñez hasta su senectud. Una historia llena de cotidaneidad, sin mucho relieve narrativo. Nos cuesta avanzar en sus primeros capítulos. Lo hacemos con esfuerzo porque Alice McDermott nos oculta cosas (los problemas de vista de la niña, por ejemplo) y nos abruma con la descripción de sentimientos efímeros, sensaciones infantiles, miedos nocturnos. Y te preguntas, ¿por qué estoy leyendo ésto?. Pero luego descubres de pronto la belleza. La belleza de las palabras que se encadenan, que te conmueven, que te arrullan. ¡Qué bien escribe esta mujer!. Cómo el arte de unir frases que has escuchado cientos de veces, te puede parecer una música nueva.

Como estas imágenes de "Human" que parecen cuadros abstractos sin sentido y, en realidad son ríos vistos desde el cielo.


En una entrevista de la autora en "El País"  dice: "El detalle es la pincelada" y es muy cierto. Ella nos pinta el cuadro de la vida de Marie aparentemente anodimo y plano. Lleno de discreción. Pincelada a pincelada pero impresionante en su conjunto. Porque sabe hacerlo.

Un libro que me será difícil de olvidar.





jueves, 1 de septiembre de 2016

Vías cruzadas. James Patterson

Vías cruzadas
James Patterson



Tras pasar más de treinta años en Washington, el célebre detective Alex Cross regresa a Starksville, su ciudad natal. Su presencia resulta incómoda para algunos, sobre todo cuando decide investigar el caso de su primo, acusado de cometer un horrible crimen. Cada paso que da le acerca a un asesino abominable, de corazón frío, y a la verdad sobre su propio pasado. Las respuestas que encuentra pueden ser fatales. Pero el afán de justicia de Cross es insaciable.
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Este es el último de los libros de la serie (larguísima de más 20 títulos) y parece ser que ha sido best seller en Estados Unidos.  No me extraña. Es la novela más "americana " que he leído.
Como muchas series televisivas tiene dos tramas narrativas que terminan por cruzarse.  La más larga e importante es la del protagonista Alex Cross; la segunda es la de un travestí llamado Coco que asesina a señoras riquísimas para sustraerles vestidos de alta costura,  complementos y joyas. Con esta estructura James Patterson va alternando una u otra via para relajar la tensión de la via principal.

La historia de Alex Cross no es muy complicada.  El famoso detective del FBI acude, con parte de su familia, a su pueblo natal en donde va a juzgarse por asesinato a su primo. De entrada parece que las pruebas son apabullantes y la misión de Cross se presenta muy difícil ya que, además de las pruebas,  hay todo un contexto corrupto generalizado en el pueblo: jueces, policías, fuerzas vivas, etc. Todo preparado para un verecdicto condenatorio.
La novela arranca con lentitud en la via principal (no así en la del travesti que asesina sin parar). Prácticamente las primeras 200 páginas se dedican a presentar a los familiares de Cross (y sus historias ), a "los malos" (que son legión) y al contexto general del pueblo. La cosa empieza a moverse desde el momento en que el protagonista se da cuenta de que van a por él y su familia.  Es entonces cuando se pone las pilas y el ritmo narrativo acelera.

En este tipo de novelas el lector prevé de entrada lo que va a pasar: el presunto culpable sera exonerado, el protagonista  (tras mucho trabajo, peligros, costillas rotas, etc.) saldrá triunfador... etc. etc.
Entonces ¿donde está el gancho para seguir leyendo?.
En el final. En cómo el autor consigue sorprender al lector con algo que éste, de ninguna forma, puede prever.

Y eso si que lo consigue Patterson. Y por eso vende millones de ejemplares en todo el mundo.

Decia al principio de la reseña que era una novela "americana". Y lo decía porque esta sorpresa final sólo resulta creíble en los Estados Unidos. Imposible en la decadente Europa.

Si dudan de mi afirmación,  léanla.